lunes, 9 de septiembre de 2013

El misterio del RIO PALUXI


Las piedras de Ica, las figuras de Acámbaro, el misterio del río Paluxi. Pocas cosas podrían considerarse más heréticas.

¿Humanos conviviendo con dinosaurios?

¿Existió una raza humana hace 65 millones de años?.

Algunos descubrimientos arqueológicos apuntan a que esto haya sido posible.
Un desbordamiento del rió Paluxi, en las proximidades de Glen Rose, en Texas, (EEUU), acaecido en 1908, dejó al descubierto una serie de huellas de terópodos, un tipo de dinosaurio carnívoro que se desplazaba sobre sus extremidades traseras.



Los indios que habitaban aquella zona las conocían como huellas de pavo gigantes.

Los investigadores concretaron más y concluyeron que se trataba de un acrocantosáurio, un gigante reptil del Cretácico que superaba las dos toneladas y media de peso y los 40 metros de longitud.

Dos años mas tarde, un grupo de pescadores, hicieron un nuevo hallazgo en la zona, un nuevo grupo de huellas de dinosaurio junto a otras que, por su apariencia y aspecto alargado parecían humanas. Esto llamo la atención unos años mas tarde a Clifford Burdick, uno de los más destacados creacionistas de la época.




Éste publico en una revista, que en el lecho del rió Paluxi, se habían encontrado huellas de hombres y dinosaurios. Partir de entonces aquellas huellas comenzaron a popularizarse, alcanzando esplendor en los años setenta, aunque solo han sido respaldadas por los creacionistas.

En 1970 un grupo de la universidad de Loma Linda se desplazó al lugar para estudiar in situ el enigma. A pesar de estar influenciados por un ambiente creacionista, concluyeron que las famosas huellas humanas no eran tales, sino marcas erosivas provocadas por aceite o agua que adoptaban el aspecto humano cuando fueron fotografiadas.






domingo, 8 de septiembre de 2013

Las piedras ESFERICAS

En la sierra de Ameca, en el estado mexicano de Jalisco, existe un misterioso lugar que encierra un secreto fabuloso, un secreto guardado por el tiempo, esperando que alguien, algún día lo aclare. Ese misterio se relaciona con un hermoso valle donde parecen brotar del subsuelo unas esferas de piedra, dicho valle es conocido como el Valle de las Perfectas, por la perfección y simetría de dichas piedras, las cuales no son una ni dos, ni veinte, ¡son cientos de esferas!, semienterradas algunas y otras completamente en la superficie. Nadie sabe desde cuándo están allí ni quien las talló y mucho menos para qué, los habitantes del lugar creen que estas son las “canicas con qué jugaban los dioses antiguos”. En 1948 el arqueólogo Mathew Sterling creía que las piedras redondas habían sido talladas por indígenas, no obstante tuvo que admitir posteriormente, que no habrían sido suficientes las tribus para llevar a cabo semejantes empresas, pues las piedra-bola -suman cientos de ellas-, e imagine el lector cuánto tiempo habrían empleado para luego simplemente dejarlas olvidadas en este recóndito valle sin darles ningún uso.

MÁS ANTIGUAS QUE LA HUMANIDAD
Estudios de la Universidad de Guadalajara, atribuyen a las piedras redondas una edad aproximada de cuarenta millones de años, es decir, antes de la aparición del hombre en la Tierra, dichas esferas muestran tal perfección simétrica que parecen haber sido talladas con esmero y paciencia (muchísima paciencia) y la pregunta lógica es: ¿quién las moldeó con tal perfección? ¿Acaso fue una cultura con alta tecnología para tallar y moldear? ¿Fueron seres extraterrestres venidos de las vastas profundidades del cosmos? ¿Para qué servían estas y por qué su colosal tamaño?... Preguntas sin respuestas.

SUS DIMENSIONES Y PESO

No todas tienen la misma s dimensiones, algunas, las más pequeñas, miden apenas 1.50 mts. de diámetro, las medianas 2.30 mts. y las más grandes 3.10 y un peso aproximado de 12 toneladas. Su materia primaría es granito duro, material que es bastante complicado de tallar, así como su traslado; otra pregunta que surge: ¿cómo las trasladaban hacia el lugar siendo que el área no es de roca granítica?


NO ES UN CENTRO CEREMONIAL NI ARQUEOLOGICO SOLO ESTAN ALLI

Curiosamente el Valle de las Perfectas, como se le conoce, no es un centro ceremonial ni de ningún tipo de culto prehispánico, pues no existen vestigios ni esculturas que así lo demuestren o que apoyen esta teoría, las rocas parecen emerger del subsuelo, da la impresión como “si estuvieran naciendo o brotando”, pues con algunos deslaves de la tierra y el paso de los años van surgiendo más y más, se sabe que suman más de 400 esferas.

Desde la entrada al valle, se notan ya algunas de las esferas que a medida que se va uno adentrando van aumentando en número, al principio sólo se ven unas cinco, después diez o quince y más adelante decenas y hasta cientos de ellas distribuidas algunas en línea recta y conjunto de ocho. De acuerdo con las hipótesis de algunos geólogos y expertos, las “piedras-bola” son el resultado de las cenizas volcánicas al cristalizar y deslizarse pendiente abajo tomando su forma esférica al enfriarse (¿?); no soy geólogo pero esa respuesta no deja satisfecho ni al más ingenuo, pues no es coherente con la realidad. Además de que en ningún volcán del mundo en sus alrededores se han encontrado esferas de este tipo; deberían inventar otras explicaciones menos peregrinas. 

SUS HERMANAS GEMELAS
Pero estas enormes piedras-bola no son únicas en América, ya que en Costa Rica se encuentran algunas esferas idénticas aunque más perfectas pero, no en gran cantidad; algunas son del mismo tamaño que las de Jalisco, sin embargo no han sido estudiadas y por lo tanto no se ha establecido su antigüedad y mucho menos su uso.
Fue durante los años cuarenta, cuando una compañía bananera norteamericana comenzó su explotación en el delta del Diquis, al sur oeste de Costa Rica, cuando al iniciar las labores de limpieza del bosque, preparándolo para el cultivo, se descubrieron unas imponentes piedras rocosas de distintos tamaños y con forma esférica.

Son de tamaño variable. Las más pequeñas tienen sólo unos pocos centímetros de diámetro y las esferas más grandes llegan a tener un diámetro superior a los dos metros, llegando a pesar estas últimas hasta 16 toneladas. Están construidas en piedras de granito Andesita y roca sedimentaria. Se cree que las piedras fueron transportadas por el río, desde muchos kilómetros de distancia, hasta su localización actual, puesto que estos tipos de piedra no se han hallado en la zona del delta del Diquis. Aunque la mayoría de las esferas se encuentran en enclaves arqueológicos precolombinos, no hay forma de saber si fueron realizadas por estos o por alguna otra cultura anterior a esta.
 
Inmediatamente después de su descubrimiento, la arqueóloga Doris Stone, realizó una serie de investigaciones que resultaron vanas al no poder datar la antigüedad de las piedras, con qué herramientas fueron tan perfectamente realizadas y tampoco el origen de estas. Posteriormente, Samuel K. Lothrop, experto en civilizaciones indígenas y arqueólogo, se propuso desvelar el enigma de estas piedras esféricas, pero no pudo formular ninguna teoría concluyente. Más recientemente, grupos de arqueólogos han investigado con métodos más modernos las esferas de Diquis, llegando a la conclusión de que estas se comenzaron a realizar hace unos 3.000 años.
 
Las antiguas leyendas decían, que en su interior se escondían piedras preciosas y oro, siendo esto el final de muchas de las piedras debido a que mucha gente se dedicó a buscarlas y destruirlas, no hallando ningún tesoro en su interior. Las teorías en torno a las esferas de piedra, al igual que otras que giran alrededor de otros antiguos enigmas de los que no se tiene conocimiento de sus orígenes, son muchas y variadas.

Algunos arqueólogos piensan que las piedras fueron creadas por la antigua y bélica tribu de los CHIBCHA, utilizando prisioneros de guerra como esclavos para trabajar las piedras, utilizándolas como símbolo de poder entre grupos y que el tamaño de las esferas iba relacionado con el status de cada pueblo. También existe la teoría de la representación astronómica. En dicha hipótesis (divulgada por el investigador Michael O'Reilly) se identifica a las piedras como posibles cartas celestes con una finalidad ceremonial o a modo de calendario orientativo.

En 1979 se encontró una de estas piedras en Guayabo de Turrialba (Provincia de Cartago), la cual pudo haber tenido la función de calendario de precisión y que junto al uso de objetos astronómicos de poca magnitud, daba detalles de fechas como los solsticios, el día más largo del año y la duración de la época de lluvias.

Esta teoría se basaba en fundamentos lógicos, fruto de un estudio serio, aunque carecía de contexto. Otra teoría nada convencional, realizada por el antropólogo estonio Iván Zapp en su libro: "La Atlántida en América", afirma que las piedras podían ser originarias de la Atlántida, isla continente desaparecida hace 12.000 años, y aunque las autoridades arqueológicas de Costa Rica no están muy de acuerdo con esta teoría, el International Biographical Centre, mencionó a Zapp, como uno de los científicos más connotados del siglo XX.

Iván Zapp descubrió con la ayuda de Carlos Araya (Comandante de las Líneas Aéreas de Costa Rica) y un atlas, normal al principio y de Mercator (Atlas que tiene en cuenta la curvatura de la Tierra) posteriormente, que las esferas tal y donde estaban situadas cuando se descubrieron, señalaban a distintas direcciones, igual que si fueran mapas a gran escala.

Uno de los alineamientos desenterrados por los arqueólogos, mostraba el trayecto en línea recta que conduce hasta la Isla del Coco, después a las islas Galápagos y finalmente hasta la Isla de Pascua (ver nuestra Sección "La Isla de Pascua"). Un segundo grupo de rocas, apuntaban a las islas de Jamaica, Cuba y Bermudas. Mientras que otras estaban orientadas hacia Giza, en Egipto y a Stonehenge en Inglaterra. Confirmando de este modo, que se trataba de rutas hacia otros lugares del planeta.

  RAZONES PARA PENSAR EN UNA CIVILIZACION ANCESTRAL

Es evidente que algunas culturas antiguas en el mundo tuvieron contacto ya sea por tierra o por mar (quizás también por aire), ya que la interrelación e intercambio que se daba eventualmente, obedecía a las leyes de principios de sociedad como cultura civilizada, pero eso no aclara el misterio de su uso, ¿serían acaso gigantescos “balines” para transportar o arrastre por Tierra de algunas piezas gigantes como monolitos, usados en otros lugares del mundo? Tampoco parece ser esa la respuesta a la interrogante del mismo, o quizás, ¿habrán caído del espacio exterior hace miles de millones de años y por eso se incrustaron en el suelo blando de algunos lugares?,  Tampoco es factible ya que éstas no muestran productos de los meteoritos pétreos así como tampoco se encuentran vestigios de que hayan sido sometidas a altas temperaturas, entonces ¿cuál es el origen?

Las teorías más extravagantes, hablan de la posibilidad de que las piedras esféricas fueran realizadas por seres provenientes de otros planetas y estas fueran el legado de su visita.
Después de todos estos años, las mismas preguntas que se realizaron en su descubrimiento, siguen vigentes aun.

¿Quien creó estas esferas?
¿Cómo realizaron de forma tan precisa la forma esférica a las piedras?
¿Qué significado tenían?

Más lugares de interés:
Esferas de piedra en Piauí (Brasil)
Esferas de piedra en Onoto (Venezuela)
Esferas de piedra en Zavidovice (Bosnia)
Esferas de piedra en el Caribe
Esferas de piedra en Hulín (República Checa)
Esferas de piedra en Cartago (Cultura Fenicia)
Esferas de piedra en Ischigualasto (Argentina)
Esferas de piedra en South Island (Nueva Zelanda)
Esferas de piedra en Sierra Ameca (México)
Esferas de piedra en Hunan (China)


Nanotecnología ancestral OPPARTS


Según relata Valerie Uvarov de San Petesburgo, en el año 1992 geólogos rusos que se encontraban trabajando en los Urales, en la región de Narda Creek buscando metales preciosos, realizaron un sorprendente e inesperado hallazgo.

En unas capas de terreno de una antigüedad estimada entre 20.000 y 318.000 años desenterraron unos minúsculos objetos, cientos de ellos en forma de espiral que parecían ser artificiales. 

La sorpresa fue en aumento cuando en los Laboratorios del Instituto de Investigación Geológica de metales nobles de Moscú (ZNIGRI) analizaron las extrañas piezas. Se trataba de diminutas espirales de no más de 3 centímetros de largo, siendo las más pequeña de tan solo 0,003 milímetros. Había piezas cuya composición era cobre y otras cuya constitución era una mezcla de Molibdeno y Volframio.

La manufactura de las espirales parecía estar basada en la Nanotecnología, una disciplina aplicada con éxito desde la década de los setenta del Siglo XX. Dicha técnica actúa a un nivel de nano escala, y permite trabajar y manipular las estructuras moleculares y sus átomos. Con esta tecnología se puede fabricar materiales y máquinas a partir del reordenamiento de átomos y moléculas. Por tanto resulta imposible que aquellas "nano espirales artificiales" hubieran sido halladas entre 3 y 12 metros de profundidad y con una antigüedad máxima de más de 300.000 años.



Piezas minúsculas encontradas en Narda Creek.

Aunque la noticia no tuvo demasiado eco, muy pronto algunas voces discrepantes aseguraron que todo el asunto era un fraude.

No obstante, en cuanto supo del descubrimiento, Uvarov se puso manos a la obra y en otra expedición organizada en el año 1995 consiguió, supuestamente, obtener nuevas pruebas que avalaban el primer hallazgo.

En compañía de la geóloga Elena Vatveyeva, el investigador ruso visitó los lugares donde se encontraron las nano espirales, las orillas de los ríos Koshim, Balbanju y Narada y sus afluentes Vtvistvy y Lapkhevozh. Así pudieron hacerse con más muestras de nano espirales procedentes de una capa geológica de más de 100.000 años de la zona de Balbanju.

Valerie Uvarov encargo los análisis a diferentes laboratorios para confirmar los primeros estudios. Para ello se enviaron muestras a la Academia Rusa de Ciencias de Syktyvka y a un Instituto de Helsinki (Finlandia), además de consultar por segunda ocasión al centro geológico de Moscú.

Los informes eran demoledores. Una de las nano espirales, de 3 cm de largo, estaba compuesta de cobre puro y su estructura era claramente artificial. El grosor era de 80 micras o 0.08 milímetros. Se presentaron fotografías de los extraños fragmentos que fueron conseguidas con la ayuda de modernos microscópicos electrónicos de fabricación japonesa (JSM T-330). Los resultados decía que las proporciones de las espirales son tan regulares y perfectas que no han podido ser creadas de una forma natural.



Punta final de uno de los objetos.

Otra de las espirales estaba compuesta de Wolframio con pequeños núcleos de Molibdeno. Tenía además una capa vítrea como resultado quizás de una exposición a altas temperaturas. El Wolframio (también llamado Tungsteno) es un mineral que funde a los 3410 grados y es utilizado entre otras cosas para la fabricación de bombillas, tubos de Rayos X, bujías, blindajes para carros de combate, aleaciones de acero, etc. Ambos minerales son empleados con frecuencia en la elaboración de componentes electrónicos.

El 29 de noviembre de 1996, los estudiosos rusos publicaron el siguiente informe procedente de la institución enclavada en la capital moscovita:
"El limo que se incorporó en las espirales se caracteriza por ser un depósito de escombros de grava y piedras redondeadas del tercer nivel, creado por la erosión de las capas de la acumulación de sedimentos y poligénica.

La datación de estos yacimientos se remonta a hace 100.000 años (Pleistoceno superior). [...] Las nuevas formaciones cristalinas, que están presentes en la superficie de estos agregados tungsteno puro muestran filamentos de características inusuales en los depósitos aluviales del Pleistoceno superior.

La edad de estos sedimentos y las condiciones en las que se realizaron el análisis se excluyen casi totalmente la hipótesis de que la formación de cristales de tungsteno está conectado con el lanzamiento de cohetes desde la cercana estación espacial a Pleseck”

También se señaló, para añadir si cabe mayor confusión al tema, que las espirales habían sido elaboradas siguiendo el patrón de la Relación Áurea, basadas en el número Phi, como se ha observado a lo largo de los años con algunas construcciones o geometrías sagradas, como la gran pirámide de Keops. Lo curioso del asunto de los minúsculos objetos llegó cuando se trató de buscar una aplicación técnica a los mismos.

Las respuestas obtenidas no podían ser más controvertidas. Para los especialistas que observaron las muestras a más de 100 aumentos, aquellos fragmentos podían ser solenoides. Básicamente un solenoide es una bobina de alambre enrollado, en forma de cilindro alargado que al transportar una corriente eléctrica se asemeja a un imán de modo que un núcleo móvil es atraído a la bobina cuando fluye una corriente. Transformando la energía eléctrica en una energía mecánica.

Para Valerie Uvarov estaba claro que aquellos elementos descubiertos en los Urales eran piezas de una tecnología de vanguardia que no podía pertenecer de ninguna manera al ser humano, concretamente al hombre de Neandertal. Llegando aún más lejos al afirmar que se trataría de una gran antena emisora y receptora de señales, que debió ser elaborada indefectiblemente por seres extraterrestres que llegaron a nuestro planeta.

Aunque otras hipótesis más aventuradas otorgaban otros usos más belicosos a las nano espirales. En la actualidad el Molibdeno es utilizado con fines militares, de hecho los científicos rusos fabrican misiles de alta tecnología con este material, por lo que algunos investigadores determinaron que las muestras halladas en diferentes lugares de los Urales podían ser el resultado de "enfrentamientos extraterrestres" en la antigüedad con armas parecidas a las nuestras. La capa vítrea detectada en algunos fragmentos podían ser resultado de las fuertes explosiones provocadas por las armas alienígenas.

En la actualidad, solo en un campo de pruebas militar, como por ejemplo en Estados Unidos o Rusia puede hallarse piezas similares.



Obsérvese que no es posible que la naturaleza cree por si misma objetos con formas tan minuciosas.
De lo que no hay duda, al margen de especulaciones, es que el conocimiento y la técnica requerida para la fabricación de las nano espirales junto a la antigüedad de la capa sedimentaría donde han sido halladas descarta por completo que pudieran ser objetos creados por la mano del hombre primitivo. Ya que sin el soporte de una ciencia propia de civilizaciones desarrolladas su presencia en estos estratos no podía estar justificada de ninguna manera.
Sin embargo para los detractores del caso todo se debería a un burdo montaje elaborado con el propósito de divulgar falsas creencias en visitas extraterrestres en tiempos remotos. La poca documentación existente sobre cómo se produjeron los hallazgos así como otros datos adicionales otorgan un elevado grado de incertidumbre a la cuestión de los micro objetos. Hay que tener en cuenta que el reducido tamaño de las espirales unido a los diferentes lugares donde supuestamente han sido localizados, señalaría que habría miles, por no decir millones de fragmentos parecidos diseminados en grandes áreas, lo que explicaría que su laborioso descubrimiento se produjera hasta en dos ocasiones en yacimientos distintos sin al parecer revestir inconvenientes reseñables. Tampoco se ha resuelto la incógnita de por qué los hallazgos se realizan en torno a ríos, probabilidad que habría que investigar en profundidad.


El enigma de la Venus de WILLENDORF




Tiene más de 25.000 años de existencia y hace tan solo cien, cuando fue encontrada a orillas del Danubio levantó todo tipo de conjeturas debido a sus marcados atributos sexuales que los expertos no tardaron en relacionar con el concepto de fertilidad.

Pero durante todo este tiempo esta figurilla- conocida la Venus de Willendorf- ha planteado numerosos enigmas a todo aquel que haya profundizado en su estudio.






La Venus de Willendorf, una pequeña estatuilla de piedra caliza encontrada hace cien años a orillas del Danubio en Baja Austria, sigue siendo una enigma para los expertos y alimentando la investigación arqueológica en el lugar del hallazgo.
La figura, a la que se dio el nombre de Venus por sus formas muy femeninas, elaborada con instrumentos de piedra de fuego, y que hoy constituye el objeto de exposición más destacado del Museo de Historia Natural de Viena, tiene más de 25.000 años.

Durante 90 años, la mujercita desnuda, regordeta, con pechos y la barriga prominentes y pintada originalmente en rojo, descansó en una caja fuerte, hasta que en 1998 se mostró por primera vez al público en una exposición sobre arqueología en el palacio de Schonbrunn de Viena.

         
Su importancia, según los arqueólogos austríacos, se deduce de que su descubrimiento fue anterior al de otras figuras parecidas, halladas en los años 20 y 30 del siglo pasado en el Pirineo francés, Moravia y Rusia, por haber quedado completa y porque se podía atribuir inequívocamente a un época determinada.

Según reveló Bence Viola del Instituto de Antropología de la Universidad de Viena, coordinador de las excavaciones actuales, el hallazgo de la figurita de 11 centímetros de alto con ocasión de unas obras para una línea de ferrocarril fue 'el más espectacular pero no el más relevante desde el punto de vista científico'.

Desde que fue descubierta, en 1908, sólo se ha trabajado esporádicamente en la investigación arqueológica del lugar del hallazgo, a pesar de que ofrece perspectivas sumamente interesantes como 'archivo del clima prehistórico' y porque permite indagar la evolución durante un periodo de 35.000 años.

En 2006 se reanudaron las investigaciones multidisciplinarias en el lugar con la ayuda de biólogos, geólogos e investigadores de otras especialidades; se centran ahora en capas más antiguas del terreno.

Según el investigador, los estratos de un perfil de cinco metros de largo con sedimentos de loess que en sus capas más antiguas tienen una antigüedad de hasta 60.000 años y, las más recientes, de 24.000 años, constituyen un fenómeno único en Europa Central.

A raíz de ellas se descubrió que en la Europa de hace 40.000 años se produjeron unos cambios gigantescos, de tipo biológico, porque el hombre moderno relevó al de Neandertal, y de tipo cultural, porque surgió una tecnología nueva de elaborar herramientas que inauguró el paleolítico superior.

Por los objetos encontrados de esa época hubo que revisar las ideas sobre el hombre de Neandertal, porque se descubrieron joyas, instrumentos hechos de hueso así como vestigios de técnicas para obtener material de piedra atribuibles a esa especie que anteriormente se consideraban exclusivamente del hombre moderno.

Para responder a las preguntas suscitadas con ello, los investigadores están en busca de herramienta y, según Viola, 'sería magnífico si se encontrasen restos humanos', porque entonces se podría esclarecer con toda facilidad quién usó cuándo qué tecnología.

En el lugar de las excavaciones de Willendorf se encontraron un total de nueve capas de culturas diferentes con herramienta de piedra y restos de varios campamentos de cazadores de la Edad de Hielo que vagaban por la zona.

Según Walpurga Antl-Weiser del Museo de Historia Natural de Viena, los hombres prehistóricos cazaban el mamut, el rinoceronte lanudo, el caballo silvestre, el reno, el capricornio, el zorro y el lobo en un paisaje de estepa.

Los científicos creen que unos grupos de entre 15 y 25 hombres solían quedarse en esos campamentos durante varios meses al año, ante todo en invierno, emprendiendo desde allí unas 'expediciones' para buscar materiales, coleccionar frutos y dedicarse a la caza.
El análisis de los sedimentos ha dado indicios sobre el clima frío en el Paleolítico; además se encontraron fósiles de más de 50 caracoles diferentes, lo que indica que hubo intervalos menos fríos y muchas oscilaciones.

La ciencia no tiene tan clara la importancia de la Venus de Willendorf para la cultura de entonces y se distancia más bien de las interpretaciones frecuentes que la presentan como símbolo erótico, de fertilidad o como una diosa.

Los expertos no saben todavía dónde la Venus fue elaborada, ni de dónde procede la piedra de la que se hizo, pero los descubrimientos de estatuas parecidas en numerosos lugares de Europa hacen pensar que representaban una idea generalizada por todo el continente.


Martillo fósil OPPARTS


El martillo fósil apareció en el interior de una roca de ciento cuarenta millones de años de antigüedad. Cuando se abrió la piedra quedó al descubierto el “misterio”. Era un perfecto martillo humano... anterior a la aparición de nuestros ancestros.

Basta con mirarlo para darse cuenta de que se trata de una herramienta humana. Sólo hay un problema, y menudo problema: data de una época anterior a la existencia de nuestros ancestros.

El llamado martillo fósil fue hallado en 1934 muy cerca de la localidad de London, en el estado norteamericano de Texas. Apareció incrustado en el interior de una roca, lo que desde un principio obligó a los estudiosos a sospechar que tenía una antigüedad extrema. La madera del mango del martillo estaba fosilizada y la cabeza, de hierro, se fundía con la piedra. ¿Qué significaba esto? Sencillo: que el martillo era anterior a la roca. Y claro, sólo del vértigo que provocaba tal suposición, los científicos decidieron considerarlo un “objeto bizarro”.

Nadie quiso investigar el martillo fósil, que estuvo durante mucho tiempo condenado al ostracismo en la vitrina de un pequeño museo de Texas, el Museo Somerwell. Afortunadamente cayó en manos de otros investigadores que, pese a estar influenciados por ciertas corrientes creacionistas, favorecieron la posibilidad de un análisis detallado.

El mango del martillo es de madera, pero dicha madera se encuentra petrificada. La parte interior, porosa, se ha transformado en carbón. Precisamente, en aquellos lugares la petrificación de la madera es algo que ha ocurrido con cierta frecuencia. Son bien conocidos los bosques de árboles petrificados de Texas, que no son sino la consecuencia de un proceso geológico normal mediante el cual la madera muy antigua acaba convirtiéndose en piedra. Para que esto ocurra deben haber transcurrido nada menos que ciento cuarenta millones de años. Y si bien el tronco de un árbol en tal estado no nos extraña sobremanera, no podemos decir lo mismo cuando esa madera ha sido trabajada por manos humanas como ocurre con este caso.






Éste es el primer dato desestabilizador que proporciona este objeto. Y es lógico, puesto que los primeros homínidos no surgen hasta hace siete millones de años y no fue hasta hace dos cuando nuestros ancestros comenzaron a fabricar herramientas.

Respecto a la cabeza del martillo, el misterio es todavía mayor. Recientemente se han efectuado nuevos análisis en el Instituto Metalúrgico de Columbia, gracias a los cuales se averiguó que está formado en un 96,6 por ciento por hierro, en un 2,6 por ciento por cloro y en casi un 1 por ciento por azufre. Tal combinación de elementos quiere decir que el objeto es de hierro casi puro, algo que sólo puede conseguirse si se emplean avanzadas técnicas metalúrgicas.

Además, los investigadores efectuaron varias radiografías del objeto. Gracias a los rayos X dedujeron que durante su fabricación, el hierro empleado fue purificado y endurecido. Para conseguirlo, es necesaria la utilización de una tecnología metalúrgica muy reciente...

Pero la roca, tras los estudios geológicos pertinentes, resultó tener ciento cuarenta millones de años, y según señalan los estudiosos, se sedimentó después de la fabricación del martillo.

Los estudiosos separaron la piedra del objeto, lo que provocó una muesca en la parte superior de la roca. Parecía formar parte de algo parecido al recubrimiento del objeto, lo que indujo a un nuevo análisis.

Formada por hierro en cuatro quintas partes, la muesca contiene silicio, azufre, calcio, potasio y cloro, lo que significa que es producto de un proceso poco común. Al estar fundida la cabeza del martillo con la roca, se ha sospechado que dicho proceso podría deberse a que en tiempos, el objeto estuvo sometido a una presión atmosférica distinta de la actual, lo que nuevamente nos obliga a pensar en una época remotísima.

Como justificación natural se ha propuesto la posibilidad de que la cabeza del martillo perteneciera al hierro procedente de un meteorito.

Sin embargo, los elementos hallados en la pieza arqueológica no coinciden con los que sería de esperar en una roca procedente del Sistema Solar.

Además, el proceso posterior habría originado impurezas en el metal que no se habrían escapado del escrutinio de los laboratorios que participaron en el análisis.


Fuera dudas: estamos ante uno de los objetos más desestabilizadores jamás hallados.

Ha sido datado en una época en la que sobre la faz de la Tierra corrían los dinosaurios. Faltaban millones y millones de años para que los humanos apareciéramos en la escena terrícola.





Y sin embargo, manos como las nuestras fabricaron y usaron ese martillo. 

Canon o Papiro Real de TURIN



Es conocido también como el Papiro de Turín y se trata de un mosaico compuesto por 160 trocitos de papiro que una vez ensamblados y traducidos nos ofrecen una inquietante pista sobre la identidad de los verdaderos fundadores de Egipto y la época en la que vivieron y entregaron a los hombres su sabiduría. Sus jeroglíficos son un canto a esa Edad de Oro que se intenta reconstruir en este curso. El documento en cuestión contiene un completo listado de los gobernantes predinásticos del país del Nilo, e incide en el tiempo que rigieron los `compañeros de Horus´ o Shemsu-Hor. Un trozo del papiro cita:

Los Akhu, Shemsu-Hor, 13420 años; reinados antes de los Shemsu-Hor, 23. 00; total, 36620 años.

El término Akhu significa `brillantes´, `seres transfigurados´ o `espíritus astrales´. Indicando que para encontrar el origen de Egipto hay que mirar hacia las estrellas.



Mosaico de todos los fragmentos encontrados del Canon Real de Turín.

Contrariamente a lo que sucedió en cualquier otra cultura del planeta, en el caso egipcio su período de máximo esplendor debemos situarlo en sus primeros momentos de existencia. Da la sensación que cuanto más retrocedamos en antigüedad hacia el origen del arte egipcio, más perfectos son sus resultados. Como si su época dorada se hubiera formado de golpe. Durante el primer siglo de trabajos del Imperio Antiguo, sólo para la construcción de las pirámides de Gizeh se movilizó más piedra que la empleada en los edificios del Imperio Nuevo, el período tardío y del período ptolemaico juntos. Ante este razonamiento, John Anthony West afirma que la civilización egipcia no fue un desarrollo, sino una herencia.

En el siglo III a. C., un sacerdote llamado Manetón escribió el libro Historia de Egipto dando respuesta a toda esta paradoja. El libro hace referencia a un origen de la cultura egipcia muy anterior a la unificación de las dos tierras bajo el faraón Menes. Lo escrito por Manetón ha sido respaldado arqueológicamente y se ha demostrado exacta al compararlo con el Canon Real de Turín. Él distinguía tres grandes eras en Egipto: una primera en la que afirma que los Neteru (dioses) gobernaban el país durante 13900 años; una segunda regida por los Shemsu-Hor durante 11025 años, y una última gobernada a partir del aludido rey Menes. Los egiptólogos admiten que la lista de descendientes de Manetón es exacta, y que su orden coincide esencialmente con lo que hoy sabemos gracias a las excavaciones arqueológicas, pero inexplicablemente deciden ignorar los otros precedentes.

Bauval y West presentaron, además, otras pruebas que respaldaban los escritos de Manetón. Estas pruebas son los célebres documentos del Textos de las pirámides (hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI dinastías) o en los menos conocidos Textos de la construcción, esculpidos a lo largo de los muros de los templos de Edfú y Dendera. ¿Podría ser que en ellos se encierre la pieza clave para entender quiénes fueron los verdaderos fundadores de Egipto?



El primer lugar en el que se grabaron los Textos de las Pirámides fue en los muros de la cámara sepulcral de la pirámide de Unis, el último faraón de la dinastía V de Egipto. Fueron denominados por lo egipcios "Perfectos son los lugares de Unis", y está compuesto por 228 declaraciones. Posteriormente se convirtió en práctica habitual inscribirlos en el interior de las pirámides de los faraones del Imperio Antiguo, llegando a 759 conjuros (compilados por R. Faulkner). No es un relato o narración ordenada, sino extractos de teorías de la creación, fragmentos de las luchas entre Horus y Seth, de leyendas y, fundamentalmente, fórmulas para permitir al faraón la ascensión, resurrección e identificación del faraón con los dioses.





Bauval y West presentaron, además, otras pruebas que respaldaban los escritos de Manetón. Estas pruebas son los célebres documentos del Textos de las pirámides (hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI dinastías) o en los menos conocidos Textos de la construcción, esculpidos a lo largo de los muros de los templos de Edfú y Dendera. ¿Podría ser que en ellos se encierre la pieza clave para entender quiénes fueron los verdaderos fundadores de Egipto?

El primer lugar en el que se grabaron los Textos de las Pirámides fue en los muros de la cámara sepulcral de la pirámide de Unis, el último faraón de la dinastía V de Egipto. Fueron denominados por lo egipcios "Perfectos son los lugares de Unis", y está compuesto por 228 declaraciones. Posteriormente se convirtió en práctica habitual inscribirlos en el interior de las pirámides de los faraones del Imperio Antiguo, llegando a 759 conjuros (compilados por R. Faulkner). No es un relato o narración ordenada, sino extractos de teorías de la creación, fragmentos de las luchas entre Horus y Seth, de leyendas y, fundamentalmente, fórmulas para permitir al faraón la ascensión, resurrección e identificación del faraón con los dioses.




Porción de los textos esculpidos en la cámara sepulcral de la pirámide de Teti y restos de la pirámide de Unis donde fueron gravados los primeros Textos de las pirámides, ambos en Saqqara.

Hay una historia, sobre un libro sagrado compilado por el dios Toth, en Edfú, en el que se ubican ciertos montículos sagrados a lo largo del Nilo sobre los que se edificarán los templos clave de este pueblo. Fueron `siete sabios´ o `compañeros de Horus´ los que fijaron estas ubicaciones en el principio del mundo o, como bien conocemos, en el `Tiempo Primero´. Según Bauval, la idea de los `siete sabios´ es universal: en babilonia se los reconocía como Apkallu y se creía que vivieron antes del diluvio; los vedas hablan también de siete Rishis, o sabios, que sobrevivieron a la inundación y recibieron el encargo de transmitir la sabiduría del mundo antiguo a la humanidad.