viernes, 21 de junio de 2013

Figuras de ACAMBARÓ

En 1923, Waldemar Julsrud, comerciante de origen alemán, y el padre Fray José María Martínez descubrieron el emplazamiento arqueológico de Chupicuaro, de la época preclásica, que contenía vasos, tazones y figuritas de la cultura india más antigua conocida, llamada con el nombre del sitio, de una antigüedad de hasta 1 000 años antes de J.C. (anterior a los indios Tarascos, la cultura india más antigua conocida en aquella época).


Este descubrimiento "clásico" no suscitó ninguna polémica en cuanto a su paternidad disputada por un coleccionista rival.


Unos años más tarde, en julio de 1944, Waldemar Julsrud, de 69 años de edad hizo un descubrimiento clamoroso en Acambaro, pequeña ciudad mejicana situada a menos de 300 kms al noroeste de Méjico, en la provincia de Guanajuato.

Mientras se paseaba a caballo a lo largo de una zanja cerca de la colina del toro, con uno de sus empleados, un granjero llamado Odilon Tinajero, su atención fue atraída por un trozo de cerámica que salía del suelo. Era una figurita de terracota de un estilo que desconocía.

Mandó a su empleado cavar y llevarle todas las piezas similares que podría encontrar. Unos días más tarde, Tinajero se presentó con una carretilla llena de estos artefactos. Julsrud se quedó estupefacto por el estilo y la diversidad de las figuritas. Hizo un trato con su empleado: él le pagaría 1 peso por cada figurina entera y nada por las estropeadas que, sin embargo tendría que entregarle (y que conservó).


Su objetivo era evitar que su granjero las fabricara (de todos modos no hubiera tenido suficiente tiempo ni maña y el precio pagado era demasiado bajo) e incitarle a excavar con mucha precaución.

Las figuritas fueron descubiertas por grupos de entre 20 y 40 en el interior de pozos a una profundidad variable de 1 m 20 hasta 1 m 80.




No eran pozos funerarios, puesto que sólo se encontraron 6 calaveras durante las excavaciones. Según la hipótesis del Sr. Julsrud, parece que habían sido sepultadas de prisa para evitar su saqueo por los primeros colonos españoles.


Más de 33 500 objetos de cerámica (en mayoría), piedra, jade y obsidiana fueron encontrados. Todos son únicos, ninguno ha sido duplicado. Su tamaño varía desde unos centímetros hasta menos de un metro. Varios tipos de arcillas fueron utilizados (su examen daría una indicación valiosa de su procedencia), y todos fueron fabricados por el método del "fuego abierto" (entonces la fabricación de objetos falsificados no habría sido inadvertida por el humo y las grandes cantidades de leña - rara y cara en esta región - necesarias.)



A pesar de su gran diversidad, se pueden clasificar, según su estilo, por centenares incluso por millares, como procedentes de culturas diferentes.
Igual que el Dr Cabrera (fallecido en diciembre del 2001), conservador de las Piedras de Ica, el Sr. Julsrud nunca hizo negocio con su descubrimiento. Su objetivo era científico y su deseo de proteger un patrimonio, que estimaban único para la humanidad, nunca falló.

Siempre con mucho gusto enseñaron las piezas a los que lo deseaban y no dejaron de luchar para que los científicos se interesaran a su descubrimiento y acudieran a examinarlo... En vano... ¿Por qué?
Una de las principales razones (véase historial y argumentación) del rechazo de este descubrimiento reside en las representaciones de esas figuritas.



Representan, entre otros, dinosaurios, animales desconocidos, reptiles, algunos con características aviarias; ciertas parecen indicar una forma de domesticación de pequeños reptiles y dinosaurios, grandes monos, otras muestran claramente actos de zoofilia con reptiles, por fin, muchas representan divinidades desconocidas, vida cotidiana y objetos usuales (pipas, instrumentos de música, etc...)  (Véanse algunos ejemplos de estas figuritas)
¿Hombres junto con dinosaurios? ¡Todo el mundo sabe que resulta imposible!

Un hombre, hereje desde luego, se interesó por este descubrimiento: Charles Hapgood, profesor de historia y antropología en la Universidad de New Hampshire (véanse sus trabajos sobre los mapas antiguos). Se desplazó para investigar, encontrar e interrogar a los protagonistas del asunto. De su viaje, trajo algunas pruebas para analizarlas según los métodos más modernos y recientes de la época (a finales de los años 60).
Las medidas (con carbono 14) sacadas en 1968 por el Laboratorio de Isótopos Inc. de New Jersey se escalonan desde ¡1 110 antes de J.C. hasta 4 530 años antes de J.C.!



En 1972, los fechados por termo luminiscencia hechos por la Universidad de Pensilvania sobre 2 figuritas fueron de ¡ 2 500 años antes de J.C. !

Algún día los detractores de Glozel (1924) y de Acambaro (1944) tendrán que explicarnos cómo es posible fabricar objetos falsificados que, más tarde, serán sometidos a pruebas científicas rigurosas de fechado (termo luminiscencia y carbono 14) ¡desconocidas en la época de su descubrimiento!



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