viernes, 21 de junio de 2013

Piedra de DASHKA

Piedra de Dashka


Corría el año 1.995 cuando el profesor Alexandre Chuvyrov de la Universidad Estatal de la República Rusa de Bachkiria o Bashkortostán, investigaba la hipótesis de antiguas migraciones procedentes de China en dirección a las regiones del Norte de Siberia y los Urales, en colaboración de su colaborador de nacionalidad china Huan Hun. Durante sus trabajos fueron recopilando pruebas que confirmaban dicha hipótesis, pues encontraron diferentes grabados, tallas rupestres y signos de escritura que se correspondían claramente a sistemas escritos de procedencia china muy antiguos.


El estudio más detenido de todo este material, les llevó al Archivo General de la ciudad de Ufa, donde tropezaron con distintos manuscritos de los siglos XVII y XVIII, procedentes de antiguas expediciones científicas rusas en la región de los Urales, y donde se aseguraba la existencia de al menos 200 losas con signos y escritura indescifrables en el área de Nurimanov, no lejos de la aldea de Chandar.



Los buenos resultados de la investigación llevada a cabo, junto con las sospechas de que esas losas de las que se hablaba en los registros de Ufa podrían tener una importante relación con el curso de sus trabajos sobre las migraciones chinas, animó al profesor Chuvyrov a formar una expedición para la búsqueda de estas misteriosas losas para el año 1.998. Pero todos los esfuerzos resultaron nulos, incluso una exhaustiva búsqueda aérea llevada desde un helicóptero sobre las zonas en las que se sospechaba pudiesen encontrarse alguna de las 200 losas. La continuación de la búsqueda estaba llegando a su fin, pues se pensaba que todo no era más que alguna leyenda local recogida en unos viejos manuscritos.
Pero el destino tenía guardada para el profesor Chuvyrov una increíble sorpresa. En una de las retiradas diarias para descansar, exactamente el 21 de julio de 1.999, Chuvyrov se encontró al ex-presidente del consejo agrícola local de Chandar, el señor Vladimir Krainov, quien dirigiéndose a él le pregunto, “¿está usted buscando unas losas extrañas?, porque yo en mi casa tengo una de ellas…”. Medio atónito por la afirmación del señor Krainov y bastante desconfiado, Chuvyrov pensó que no perdía nada echando un ojo a la losa que su inesperado “colaborador” afirmaba tener en su domicilio. Con los ojos como platos, el profesor de la Universidad de Bachkiria pudo contemplar debajo del pórtico de la casa una enorme losa de 1,48 metros de alto, 1,06 metros de ancho y 16 centímetros de grosor, y un peso que rondaba fácilmente una tonelada. No había duda de que el fortuito encuentro con el ex presidente del consejo agrícola local había dado resultado.



Piedra de Dashka encontrada por Chuvyrov.

Chuvyrov hizo trasladar rápidamente la losa a la universidad para proceder a su investigación, pues pensaba que había encontrado la prueba definitiva de las migraciones chinas que tanto buscaba, donde se procedió primeramente a limpiarla de tierra, y observándose ya desde un primer instante por parte del profesor y el resto de colaboradores que, “…aquello, no era un pedazo de piedra simple, en ella aparecía un mapa, un mapa nada normal…”. Lo que aparecía sobre la superficie de la losa era ni más ni menos que una representación de un mapa tridimensional con restos de una escritura totalmente desconocida escrita verticalmente.

La estructura geológica de la losa fue determinada en tres capas bien definidas. La primera de ellas la más firme, de 14 centímetros, estaba compuesta de dolomita, un mineral que toma su nombre en honor del mineralogista francés Deodat Dolomien. La segunda de ellas y más interesante, formada por cristal de diópsido, un silicato de calcio y magnesio, donde se encontraba encuadrado el mapa propiamente dicho, y por último una finísima capa de 2 milímetros de porcelana de calcio a modo de protección de la capa intermedia. Todo indicaba que para su realización se tendría que haber trabajado con maquinaria moderna, descartando completamente un origen natural y ni tan siquiera una manufacturación artesanal.

Aquella capa de porcelana sobre la superficie de la losa junto con los signos escritos verticalmente hizo pensar a Chuvyrov que su procedencia podría estar relacionada con China, y por tanto con los trabajos de investigación que le habían llevado hasta ella. Para comprobar su suposición el profesor visitó China, y buscó todos los datos posibles en “La Biblioteca China del Imperio”, realizando posteriormente una visita para contrastar información con sus colegas de la Universidad de Hunan. Los resultados fueron negativos a la hora de relacionar la losa encontrada con la supuesta “pista china”. Ni la porcelana empleada en la capa más superficial ni los signos que aparecían escritos tenían relación con los utilizados alguna vez en la antigua China. Sin embargo, un grupo de apoyo de especialistas rusos y chinos en el campo de la cartografía, física, matemáticas, geología, química y viejas lenguas chinas, determinó con exactitud a que área geográfica hacia referencia la losa, una losa que por cierto fue bautizada por Chuvyrov con el nombre de “Piedra de Dashka”, en honor de su abuelo.



Área tridimensional representada en la piedra de Dashka.

El mapa representaba una región muy concreta de los Urales. Allí aparecían los ríos Blya, Ufimka y Sutolka, accidentes geográficos como la barranca de Ufa y otra cantidad de detalles orográficos que establecían una escala de 1: 1,1 Km. Pero lo más sorprendente que aparecía a los ojos de los investigadores era un gigantesco sistema de irrigación, con dos sistemas de canales de 500 metros de ancho, 12 presas de entre 300 y 500 metros de ancho por 10 Km. de largo y 3.000 metros de profundidad (calculada gracias a la tridimensionalidad del mapa) cada una de ellas. Todo este conjunto iba acompañado de un sinfín de pequeños canales para repartir el agua por amplias áreas que convertirían a todo este complejo en el más grande del mundo jamás realizado. Sorprendió también la circunstancia de que, a pesar de lo minuciosamente detallado que aparecía el mapa, no se apreciasen carreteras o vías de comunicación terrestres, dando la impresión de que los antiguos pobladores de estas tierras se hubiesen desplazado únicamente por vías fluviales o aéreas.

Durante el estudio geológico de la losa para determinar su antigüedad se encontraron dos pequeñas conchas, una correspondiente a un “munitus navicopsina” que rondaba los 500 millones de años, y la otra de un “princeps ecculiomphalus” de unos 120 millones de años. Pero estos datos no eran clarificadores, ni tampoco las pruebas de carbono-14 a las que fue sometida. La edad mínima de la que partieron los investigadores se aproximaba a los 3.000 años pero, según avanzaban los estudios, esta fecha iba cada vez ampliándose más. El propio Chuvyrov sospechaba que este increíble mapa prehistórico podría rondar fácilmente los 120 millones de años, cuando el polo magnético de la Tierra era muy distinto al actual.

Para rematar todo este complejo misterio que rodeaba a la “Piedra de Dashka”, los americanos del Centro de Estudios Cartográficos Históricos de Wisconsin, a quienes se les había pedido colaboración, determinaron que el mapa que aparecía sobre la losa encontrada por el profesor Chuvyrov, sólo se podía haber elaborado a partir de un concienzudo examen aeroespacial. La infinidad de datos introducidos en el plano tridimensional necesitaban de un amplio estudio apoyado por potentes ordenadores capaces de decodificar toda la información volcada durante su proceso de realización. En su informe concluyeron que necesitarían varios años (hasta el año 2.010) para poder finalizar un estudio completo y comenzar a poder contestar la mayor parte de las preguntas que planteaba la “Piedra de Dashka”.

Los últimos estudios en los que siguen empeñados el profesor Chuvyrov y el resto de sus colaboradores, parecen indicar que la losa encontrada, es tan sólo una pequeña parte de un gran complejo cartográfico de la antigüedad, una pieza de un mosaico. Y ahora dan como cierta toda la información de los manuscritos que hacían referencia a la existencia de al menos 200 losas con signos y escritura indescifrables en el área de Nurimanov, que Chuvyrov encontró en el Archivo General de la ciudad de Ufa.

¿Cuándo y quiénes realizaron este mapa? 

A esta pregunta realizada por un periodista ruso al profesor Chuvyrov, él le contesto: “…...no me agrada hablar de OVNI’s ni de extraterrestres. 
Entonces llamemos al autor del mapa sencillamente…-el creador-......“. 

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